viernes, 18 de febrero de 2011

Canciones que me saben a tí.



Al escuchar canciones, como esta, se me vienen a la mente muchísimos recuerdos y en todos aparece él, ese ser que se adueña de mi procesador de imágenes.
¿Qué será de él? Me pregunto, muy fácil, prácticamente convivo con su figura, y si paso  por su lado, con suerte, puedo oír  ese estruendo que tiene por risa. Lo que daría yo porque  esa risa, de cerca que estuviese, me dejara  sin oír el canto de los pajarillos que pasan cada mañana por la ventana de mi habitación.
   Pienso mucho en cómo estará, si es feliz, si algo le inquieta, si me recuerda…Feliz sé que es, lo advierto cuando la mira, esos ojos color almendra nunca estuvieron tan brillantes, inquietarle algo; todavía es muy pronto como para darse cuenta de lo bien que lo va a pasar los próximos meses, por no decir semanas, días, horas…
No quiero que sufra, no podría verlo así, derrotado, desilusionado, utilizado y sobretodo, saber que aún así la seguiría queriendo, no quiero que pase nada de eso. Prefiero mil veces que esos dos frutos secos sigan tan llenos de luz a que viertan su sabia al ver pasar a ese amor platónico en que alguna vez, todos o al menos yo, hemos  depositado nuestra confianza para luego ella arrebatárnosla  y no poder recuperarla, sintiéndote perdida, insegura de tu actos y sola, muy sola.
Al escuchar la frase de esta canción: “volvamos a empezar” pienso que si por un segundo pudiésemos volver a  empezar, volvería a conocerte, a reír contigo, a soñar contigo, a enamorarme de ti…Si volviéramos a empezar, pasaría por todo lo que he pasado sólo por escuchar mi nombre salir de tu boca, llena de hojalata por aquel entonces, nunca vi una sonrisa tan brillante como la tuya, esa sonrisa que tanto  me ha embobaba  y si me descuido, porque mis ojos te buscan continuamente, me sigue embobando.
Yo siempre digo que no, que no volveré a escuchar su voz dirigiéndose a mí, pero la necesito, es como una droga, mi éxtasis, mi heroína, sin ella me faltan fuerzas hasta para pestañear, y si tengo la necesidad de consumir  mi dosis diaria, hago todo lo posible por conseguirla, una tontería, una duda estúpida o un simple “que ha dicho el profesor” estando en primerísima fila y él, literalmente en la otra punta de la clase, esas cosas, hacen que te des cuenta que, por mucho que jures que jamás lo recibirás con una gran sonrisa que pide a gritos ¡QUIEREME¡, lo estás esperando con los brazos abiertos, o mejor dicho con el corazón, a esa personita que con lo diminuta que es en este gran universo, puede modificarlo  solo con cruzar vuestras miradas.
Muchos de los que me quieren saben que esto es cierto, que ya no se creen las promesas que les hago diciéndoles que estoy olvidando  todo lo pasado y que sobre todo, que no daré marcha atrás, que si alguien viene a buscarme ya no estaré esperándolo.
Sí, es verdad te necesito, te necesito y te sigo queriendo y aunque tú no lo sepas yo soy esa sombra a la que cuentas todos tus problemas e inquietudes, que a la vez se hacen míos y me dejan sin respiración y sin sueño…

No quedan luces en el puerto, así que estaré alerta, por si confundiste el mar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario