¿Qué cómo me siento?
Pues imaginate como me siento al ver que mi hermano me ha quitado mi bien más preciado, el peluche que lleva conmigo desde niña, no sabes cuantos secretos le he confesado, ni cuanto lo he querido, mejor dicho, cuanto lo quiero. Pero él, Leónidas, piensa que ya no tiene nada que hacer a mi lado y que mi hermano jugará más con él y lo querra más que yo, algo muy poco probable. ¿A quién contaré ahora todos mis secretos?
La primera ves que los vi, fue en nuestra habitación, en esas cuatro paredes en las que tanto hemos jugado, onde hemos llorado y siempre hemos tenido el consuelo del otro, hasta donde incluso hemos reído una que otra vez. En todos esos momentos no piensas que esa persona tan especial te puede arrebatar a ese animalito peludo y relleno de lntejitas, que es como llamo ya a las bolitas de su interior. Esa primera ves, sentí que el mundo se me caía encima, que el alma se iba a un lugar desconocido y lejano y mi corazón dejaba de latir, porque, aunqe Leónidas no lo sepa, cuando el se marchó, todas mis ilusiones, incluido mi corazón, se fueron con él.
La segunda vez fue muy parecida a la primera, no puedo asumir cómo ese león verde puede querer tanto a ese niño tan mimado e infantil. Mi hermano nunca ha sabido apreciar lo que ha tenido, es muy caprichoso y hace todo lo posible para conseguir sus objetivos para luego cansarse de ellos y tirarlos en la cuneta más cercana, para conseguirlos, ha llegado a pisotear a su hermana, que nunca le han importado, o al menos eso aparentaba, las gracietas del niño de mamá, pero esto a sobrepasado mis límite.
¡Era mi peluche! Él podría haber elegido cualquier otro juguete de la habitación, que no son poco, créeme, es más yo llevo durmiendo con ese par de ojos color carbón desde hace miles de años. Mucho tiempo ha pasado para que él y yo hayamos cultivado esa confianza, esa amistad, ese sentimiento, en resumen, esa felicidad que penetraba en mi cuerpo y haga que mis labios acaricien a mis pequeñas orejitas, como para que ahora, en unos días, el enano tocapelotas haya conseguido eso que he estado cuidando tanto en este tiempo. Increíble, ¿verdad?
¿Cómo t sentirías tú al compartir el oxígeno con esa persona que te ha defraudado tanto?
Mi madre piensa que es una estupidez y que no le de más vueltas al tema, que por un simple peluche no debemos pelear. ¡Pero ni siquiera me ha pedido permiso para jugar con él!, ella no me entiende, eso es lo que me indigna, que siendo mi hermano halla cogido algo mío sin decírmelo, quizás si me hubiese informado de que iba a jugar con él, no me hubiera molestado tanto, ¿no crees?
Ahora entiendo cuando dicen que la confianza da asco. Supongo que mi hermano qu mi hermano cree que un compañero de sueños es como una goma de borrar, que puede cogerla y utilizarla así sin más, pero una cosa tan personal como Leónidas, en la vida podría compartirla.
Pero bueno, he observado que su color verde y sus ojos, a los que tanto he hablado, ya no son los mismos y eso me apena.
Además ayer por la tarde, al pasar por el escaparate de la juguetería, advertí algo que nunca había visto: un peluche precioso en colores llenos de vida y alegría que parecía que me llamaba, estoy pensando en comprármelo.
Hoy, he visto como mi hermano “jugaba” con aquel muñeco viejo, al que tanto he querido, si a eso se le podía llamar jugar, pues nunca había visto a mi antiguo compañero de juegos aburrirse tanto, como recuerdo su risa; su felicidad, pero como le gusta jugar con mi hermano, que nadie se lo impida, por favor, allá él. No es que m guste la idea de verlo roto, como me temo que en un tiempo lo estará, porque aunque sea un viejo peluche, a sido MI PELUCHE, Leónidas, mi mejor amigo y confidente, con el que llegué a pensar que nunca podría verlo con otros ojos, cos esos ojos nuevos con que lo veo ahora y veo y pienso en eso, que es tan solo un viejo muñeco lleno de recuerdos, los cuales irán desapareciendo con el paso del tiempo…o cada vez que visite la juguetería;)
Pues imaginate como me siento al ver que mi hermano me ha quitado mi bien más preciado, el peluche que lleva conmigo desde niña, no sabes cuantos secretos le he confesado, ni cuanto lo he querido, mejor dicho, cuanto lo quiero. Pero él, Leónidas, piensa que ya no tiene nada que hacer a mi lado y que mi hermano jugará más con él y lo querra más que yo, algo muy poco probable. ¿A quién contaré ahora todos mis secretos?
La primera ves que los vi, fue en nuestra habitación, en esas cuatro paredes en las que tanto hemos jugado, onde hemos llorado y siempre hemos tenido el consuelo del otro, hasta donde incluso hemos reído una que otra vez. En todos esos momentos no piensas que esa persona tan especial te puede arrebatar a ese animalito peludo y relleno de lntejitas, que es como llamo ya a las bolitas de su interior. Esa primera ves, sentí que el mundo se me caía encima, que el alma se iba a un lugar desconocido y lejano y mi corazón dejaba de latir, porque, aunqe Leónidas no lo sepa, cuando el se marchó, todas mis ilusiones, incluido mi corazón, se fueron con él.
La segunda vez fue muy parecida a la primera, no puedo asumir cómo ese león verde puede querer tanto a ese niño tan mimado e infantil. Mi hermano nunca ha sabido apreciar lo que ha tenido, es muy caprichoso y hace todo lo posible para conseguir sus objetivos para luego cansarse de ellos y tirarlos en la cuneta más cercana, para conseguirlos, ha llegado a pisotear a su hermana, que nunca le han importado, o al menos eso aparentaba, las gracietas del niño de mamá, pero esto a sobrepasado mis límite.
¡Era mi peluche! Él podría haber elegido cualquier otro juguete de la habitación, que no son poco, créeme, es más yo llevo durmiendo con ese par de ojos color carbón desde hace miles de años. Mucho tiempo ha pasado para que él y yo hayamos cultivado esa confianza, esa amistad, ese sentimiento, en resumen, esa felicidad que penetraba en mi cuerpo y haga que mis labios acaricien a mis pequeñas orejitas, como para que ahora, en unos días, el enano tocapelotas haya conseguido eso que he estado cuidando tanto en este tiempo. Increíble, ¿verdad?
¿Cómo t sentirías tú al compartir el oxígeno con esa persona que te ha defraudado tanto?
Mi madre piensa que es una estupidez y que no le de más vueltas al tema, que por un simple peluche no debemos pelear. ¡Pero ni siquiera me ha pedido permiso para jugar con él!, ella no me entiende, eso es lo que me indigna, que siendo mi hermano halla cogido algo mío sin decírmelo, quizás si me hubiese informado de que iba a jugar con él, no me hubiera molestado tanto, ¿no crees?
Ahora entiendo cuando dicen que la confianza da asco. Supongo que mi hermano qu mi hermano cree que un compañero de sueños es como una goma de borrar, que puede cogerla y utilizarla así sin más, pero una cosa tan personal como Leónidas, en la vida podría compartirla.
Pero bueno, he observado que su color verde y sus ojos, a los que tanto he hablado, ya no son los mismos y eso me apena.
Además ayer por la tarde, al pasar por el escaparate de la juguetería, advertí algo que nunca había visto: un peluche precioso en colores llenos de vida y alegría que parecía que me llamaba, estoy pensando en comprármelo.
Hoy, he visto como mi hermano “jugaba” con aquel muñeco viejo, al que tanto he querido, si a eso se le podía llamar jugar, pues nunca había visto a mi antiguo compañero de juegos aburrirse tanto, como recuerdo su risa; su felicidad, pero como le gusta jugar con mi hermano, que nadie se lo impida, por favor, allá él. No es que m guste la idea de verlo roto, como me temo que en un tiempo lo estará, porque aunque sea un viejo peluche, a sido MI PELUCHE, Leónidas, mi mejor amigo y confidente, con el que llegué a pensar que nunca podría verlo con otros ojos, cos esos ojos nuevos con que lo veo ahora y veo y pienso en eso, que es tan solo un viejo muñeco lleno de recuerdos, los cuales irán desapareciendo con el paso del tiempo…o cada vez que visite la juguetería;)
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